Hablemos un poco del sistema nervioso embrionario y fetal…
¿Cuántas veces has leído que el embrión no tiene sistema nervioso y que la actividad neuronal está presente después de las 12 semanas de gestación? Eso es resultado de tener como única verdad ideologías, en lugar de hechos biológicos. Revisemos que dice un libro de embriología.
El desarrollo del sistema nervioso inicia con la neurulación o formación del tubo neural desde el cual se desarrollan el cerebro y la médula espinal. La neurulación en el embrión humano comienza aproximadamente a los 21 días de gestación (es decir, desde las 3 semanas de vida).1
El tubo neural (como su nombre lo dice tiene forma de tubo) posee extremos no fusionados y estos comienzan a cerrarse alrededor de los días 24 y 26 de gestación, para entonces ya se han puesto de manifiesto algunas subdivisiones fundamentales en el sistema nervioso primitivo, incluso se puede reconocer la futura médula espinal y el encéfalo, y dentro de este se visualizan el cerebro anterior (prosencéfalo), el intermedio (mesencéfalo) y el posterior (rombencéfalo). Hacia la quinta semana el cerebro primitivo qué constaba de tres partes ha quedado subdividido en cinco. Estas subdivisiones representan una organización básica que persiste en el adulto (Figura 1).2
Muchos componentes estructurales y funcionales nuevos van incrementando la complejidad del cerebro durante las semanas siguientes de la vida embrionaria y fetal. El tronco encefálico, que consiste en el bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo, se forma alrededor de la semana gestacional 7, y las partes principales del diencéfalo y los hemisferios cerebrales se forman al final de la semana gestacional 8 (Figura 2).
Las primeras sinapsis se pueden detectar en la médula espinal a las 6-7 semanas de gestación, en el tallo cerebral a las 7 semanas, y en las estructuras básicas del diencéfalo y los hemisferios cerebrales al final de la semana 8.3
Durante las primeras cinco semanas de desarrollo embrionario no se observa ninguna prueba de función neural en el comportamiento; sin embargo, la actividad refleja se puede suscitar por primera vez en la sexta semana, cuando al tocar la piel peribucal con una fina cerda se produce una flexión contralateral del cuello.
Durante las siguientes seis a ocho semanas la región de la piel sensible a la estimulación táctil se extiende desde la cara hasta las palmas de las manos y la parte superior del tórax. A las 12 semanas toda la superficie corporal, salvo la espalda y la parte superior de la cabeza, muestra sensibilidad. Conforme van aumentando las áreas sensibles, la naturaleza de los reflejos provocados madura desde movimientos generalizados hasta respuestas específicas en zonas corporales más localizadas.2
Si no hay estimulación, el embrión no muestra ningún indicio de movilidad hasta cerca de las 7 semanas y media. Los primeros movimientos espontáneos consisten en flexiones y extensiones lentas de la columna vertebral, con un desplazamiento pasivo de los miembros. En poco tiempo se desarrolla un amplio repertorio de movimientos.
Entre las 8 y 10 semanas de gestación el feto ya presenta sobresaltos, movimientos generalizados, empiezan los movimientos aislados de los brazos y las piernas, y rota la cabeza. Antes de las 12 semanas el feto ya se toca la cara, presenta estiramientos, movimientos respiratorios fetales, abre la boca y bosteza.2
Es necesario enfatizar que incluso en esta etapa temprana de desarrollo, los movimientos embrionarios y fetales emergen en secuencias temporales reconocibles, sin ningún movimiento amorfo. Este interesante fenómeno puede explicarse con las propiedades intrínsecas de las neuronas. En otras palabras, las células neurales comienzan a generar y propagar potenciales de acción tan pronto como se interconectan. Además, se ha demostrado que las neuronas pueden comunicarse a través de mecanismos no sinápticos incluso antes del inicio de la sinapsogénesis.3
El obrar sigue al ser, durante toda la gestación el embrión y posteriormente feto va presentando actividades que corresponden al momento exacto del desarrollo del sistema nervioso central. Este desarrollo está determinado por la información contenida en nuestro código genético, que a su vez nos otorga una identidad biológica como especie humana.
1. Flores G. Defectos del Tubo Neural: Factores de Riesgo Etiológico. Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR-HSJD. 2018. V.9 N.1: 65-71
2. Carlson BM. Embriología Humana y Biología del Desarrollo. 6ª ed. Ed. Elsevier. 2020. Capítulo 11 y 18.
3. KadiccKadicc A., Predojevic M. Fetal neurophysiology according to gestational age. Seminars in Fetal & Neonatal Medicine 17 (2012) 256-260.
4. DOI:10.1002/dvdy.22316.
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